Fue en
1839 cuando Antoine de Patek y Adrien Philippe fundaron la firma Patek
Philippe con el deseo de "producir los más finos y valiosos
relojes". Su sueño se ha hecho realidad durante casi ciento sesenta
años, mereciendo ser el único relojero suizo que tiene
en su producción regular movimientos mecánicos marcados
con el "Sello Maestro de Ginebra", un certificado establecido en 1886
y reservado exclusivamente a los verdaderos maestros relojeros y para
aquella técnica que asegura la fiabilidad, precisión y
duración del movimiento.
Patek
Philippe preside las muñecas de las señoras y los caballeros
más refinados, mostrando al mundo que hasta el más mínimo
detalle de estos relojes está estudiado a la perfección
para conseguir las piezas más precisas y bellas. Aunque la empresa
se beneficia del diseño asistido por computadora y de instrumentos
de corte de extraordinario control, la mano del hombre en Patek Philippe
permanece como la herramienta más respetada.
Desde nueve
meses para la fabricación de un reloj de oro para hombre, hasta
nueve años para crear el calibre 89, el reloj astronómico
de pulsera con sonería más complicado del mundo, Patek
Philippe dedica a cada uno de sus modelos el tiempo necesario para desarrollar
totalmente los relojes con sus propios recursos. Más de 3.500.000
partes se involucran en el proceso de fabricación y acabado para
la producción de aproximadamente 20.000 relojes. Patek Philippe
fabrica más de 35 tipos de movimientos de 15 calibres básicos
que conjuntamente requieren 6.500 componentes diferentes. Calatrava,
Nautilus, Gondolo o Ellipse siguen fielmente los principios marcados
por los fundadores de esta marca, anhelo de todos aquellos que aman
las obras de arte que se perpetúan a través del tiempo.
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