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Desde hace
más de dos siglos y medio, la herencia de dos hombres -Jean Francois
Bautte y Constant Girard sigue viva en la ciudad suiza de La Chaux-de-Fonds
y llega a todo el mundo simbolizando la máxima perfección técnica y
estética.
Entre
uno, artista del esmalte y del cincel, y el otro, artesano y revolucionario,
consiguieron satisfacer a la alta burguesía y a la aristocracia de su
época y, hoy, la maestría relojera de Girard-Perregaux sólo es nombrada
con el mayor respeto. Innumerables premios y reconocimientos jalonan
la historia de esta Casa Helvética, antes y después de que las familias
Bautte y Girard-Perregaux se unieran en 1906: Medalla de Oro a la perfección
técnica y estética de la Exposición Universal de París (1889) por su
Tourbillon Bajo Tres Puentes de Oro; creación del primer reloj de pulsera
destinado a los oficiales de la Marina alemana, así como el primer reloj
mecánico de alta frecuencia. Y en la prestigiosa colección privada de
la firma suiza se pueden descubrir modelos irrepetibles como un reloj
en miniatura con una máquina capaz de introducirse en un doble ducado
florentino de 1828 o el cronógrafo GP9000 con movimiento automático
cincelado a mano.
Distribuidos
en España por Cronomar, los relojes Girard-Perregaux, cuyos componentes
son concebidos, diseñados y producidos prácticamente en sus propias
instalaciones de La Chaux-de-Fonds, concentran tradición y modernidad.
A modelos tan excepcionales como el Richeville Tonneau Crono, el Laureato
o el Vintage, se les une Ferrari (F50, Le President, Ferrari Cronógrafo
y Ferrari "Carbon and Kevlar") que persigue las mismas metas que Girard-Perregaux
de "conquistar las cimas más altas a cada paso y dominar las tecnologías
más avanzadas°.
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