La
elegancia femenina tiene un nombre: Chanel. Llevar una prenda o un complemento
firmado por esta marca es vivir en un mundo de sueños hechos realidad
por el estilo con el que su fundadora Coco Chanel selló su época. En
1987, la firma francesa se introdujo en el sector de la relojería, y
desde sus talleres en la emblemática ciudad relojera de La Chaux-de-Fonds
(Suiza) salen a la luz unas colecciones llenas de belleza, lujo y el
mejor arte relojero.
El oro y el acero, el blanco y el negro presiden unos modelos llenos
de originates diseños y formas, así como de novedosas decoraciones a
base de perlas, diamantes, cadenas y acolchados. Las mujeres más discretas
y las más sofisticadas caerán rendidas ante los seductores relojes Chanel
con un número particular y una garantía internacional de dos años, estas
piezas del tiempo se venden en las boutiques Chanel de todo el mundo
y en algunas joyerías seleccionadas. El aire "chic" que envuelve tanto
sus cajas como sus brazaletes se consigue a través de un montaje manual,
tal y como se aprecia en sus formas cuadradas y octogonales, en la majestuosa
simplicidad de sus esferas o en sus trenzadas pulseras.
La colecciones "Premiére", "Mademoiselle" y "Matelassée" exhiben tres
personalidades muy diferentes. La primera, aparecida hace diez años,
evoca el tapón del famoso perfume N°5 en los cantos recortados de su
cristal de zafiro; la segunda, clásica y estilo años 30, luce una ancha
caja; y la tercera, muy innovadora recupera uno de los motivos favoritos
de Coco Chanel: el punto acolchado, que ahora se acopla, flexible y
articulado, en las muñecas más refinadas.